InicioTU OPINIÓNCHRISTMAS CAROL: LA OBRA QUE TRASCIENDE SUS VERSIONES

CHRISTMAS CAROL: LA OBRA QUE TRASCIENDE SUS VERSIONES

Por Antonio Muñoz Mayne-Nicholls

Es probable que en la niñez de todes nosotres, estuviese en algún momento guardado celosamente, la visión de un árbol de navidad, el paisaje de un pueblo nevado, niños en trineo, muñecos de nieve y caramelos. Puede que también hubiera renos, regalos, duendes y un viejo bonachón que inspiraba ternura y terror por igual. Ese espacio imaginario se contrasta con la realidad de una ciudad como Antofagasta, con el sol resplandeciente de diciembre, exponiendo la falsedad de la idea de la Blanca Navidad, la noche de paz y el pavo asado relleno de manzana y nueces.

Al estar bombardeados de la cultura occidental y su concepto pagano de la navidad, luchando con el dogma cristiano occidental del nacimiento de Cristo, nuestra navidad en los parajes del norte grande no hacía más que crecer como la gran fiesta de los regalos y la imagen ficticia de la blanca navidad, con árboles de plástico, adornos y escarcha que incluso permitían la presencia de la nieve artificial bajo un sol abrasante.

En este desértico contexto, las series y películas navideñas eran nuestra conexión con ese sentir tan ajeno. Y una de esas historias me marco por sobre otras: a Christmas Carol o Canción de Navidad o Cuento de Navidad, de Charles Dickens.

Partamos diciendo que es un clásico de todos los tiempos y que la figura del viejo Ebeneezer Scrooge es probablemente un arquetipo de lo peor de la humanidad: la mezquindad y el egoísmo hecho persona. Quien no ha visto o leído alguna vez este cuento, representado en innumerables versiones y que año tras año se repite como el mejor camino para entender el verdadero sentido de la navidad. Y quién no ha conocido a mas de un Scrooge, desencantado de la humanidad, trabajando para el/ella mismo/a y preocupado/a de acumular mas que de compartir, para luego terminar diciendo: “quienes somos nosotros para juzgarlo/a”

Quizás por estos motivos, por su conexión con la humanidad, por su dramatismo y a la vez su profundo optimismo, este cuento me engancho desde un comienzo, aunque también me atrajo su lado oscuro representado por los tres fantasmas que visitan a Scrooge, cada cual con sus motivaciones más doctrinales y aterradoras.   Recuerdo haber tenido en mis manos más de un libro de cuentos, con figuras pop up y todo, que lo representaban. Tal vez me cautivo por su lejanía temporal y climática, que idealiza la navidad (después pude conocer que ese objetivo no es casual) y logra instalar un mensaje claro como el agua: puedes odiar la navidad, basurearla o solo mantener el entusiasmo por lo material, pero siempre habrá oportunidad de redimirse en esta época del año, pues es la época del año en que los corazones se ablandan y hasta los espíritus y condenados tienen segundas oportunidades.

Estrofa I: La obra de Dickens

El cuento o novela corta fue publicado en 1843, plena época victoriana, ambientado en un Londres lleno de contrastes como sigue siendo hasta hoy, pero con mucha más hambre y pobreza, en donde los símbolos de la opulencia y el dinero se contradicen con la frialdad del invierno y la sociedad inglesa.

Charles Dickens, autor que no era muy querido por la burguesía, debido a su sarcasmo y crítica velada a la clase alta, se esfuerza por demostrarnos el verdadero sentido de la navidad pero desde un punto de vista secular, es decir sin caer en los mensajes religiosos, sino más bien aprovechando las tradiciones navideñas para dar cuenta de lo que a su juicio eran  las injusticias más profundas de su época: la hambruna y la ignorancia.

El verdadero título se traduce como Canción o Villancico de Navidad y por esto la historia se desarrolla en cinco estrofas: en la primera conocemos al avaro Scrooge y a los personajes principales como su dependiente Bob Cratchit a quien explota y le paga una miseria, su sobrino enamorado de la navidad que no pierde la esperanza de convertir a su tío y el fantasma de Marley, el socio de Scrooge, muerto hace siete años quien lo visita y le advierte que de no cambiar, terminará como él, condenado eternamente a vagar como alma en pena cargando la cadena que forjó con su egoísmo y poca humanidad.

La segunda estrofa parte con el fantasma de las navidades pasadas y muchas imágenes del pasado de Scrooge quien sufre por no poder cambiarlas, lo que nos va dando cuenta del porque alguien llega a ser tan detestable.

Luego pasamos a una tercera estrofa donde surge el fantasma de las navidades presentes, quien le muestra a Scrooge las distintas formas de celebrar la navidad en el mundo y al visitar a sus conocidos, lo impacta con las verdaderas opiniones de sus más cercanos.

La parte final comienza con la cuarta estrofa en donde Scrooge es visitado por el fantasma de las navidades futuras, quien de la manera más aterradora posible, va revelando el indefectible destino que le depara si no cambia. Todo termina en la estrofa final que no adelantaré por si usted es una de las pocas personas que no ha visto o leído este cuento.

Un aspecto notable de la obra es que fue escrita en un tiempo donde las tradiciones navideñas de la Inglaterra victoriana se estaban recién arraigando y sirve para unificar y consolidar algunos ritos e ideas de la navidad que perduran hasta hoy, como los árboles de navidad, las veladas con juegos y los regalos, incluso antes de que la figura de Santa Claus fuera tan absurdamente famosa y omnipresente.

Al parecer el objetivo de Dickens, según numerosos autores contemporáneos y no tanto que han escrito sobre su obra, quiso hacer esto deliberadamente para recuperar la fecha de la navidad sin el marcado acento religioso, valorando su aspecto de fiesta pagana, pero finalmente resaltando el mensaje valórico por sobre cualquier otro fin. Por eso la figura de Ebenezer Scrooge es tan categóricamente opuesta y sirve de contrapeso a la generosidad e inevitable alegría y autosatisfacción que la fecha representa para la mayoría del mundo.

Podemos decir que lo logró y de paso generó un impacto en la sociedad inglesa, al punto que luego de la publicación, muchas obras de caridad se vieron beneficiadas y las donaciones se incrementaron como afectadas por los espíritus de las navidades.

Estrofa II: Las adaptaciones

Existen tantas que no vale la pena enumerarlas, para eso está internet, pero algunas destacan por su calidad y otras, por lo contrario. Lo que sí se puede mencionar es que,  como tantas obras versionadas, las adaptaciones al cine o televisión incluyen argumentos, personajes o escenas que no son de la obra original, pero que están tan instaladas en la psique colectiva que si lees el cuento te extrañara no encontrarlas, como son el perro de Marley, los cobros de Scrooge a sus deudores o la visita a la casa de los Cratchit y el encuentro de Scrooge con el pequeño Tim, el hijo de su empleado.

Adaptaciones hay en muchos formatos, empezando por la obra que se monta el mismo año de la publicación del cuento, pasando por películas que comienzan con un primer film el año 1901, adaptaciones televisivas, capítulos de series y emisiones radiofónicas.

De las audiovisuales, una de mis favoritas es la versión animada “Christmas Carol”  de 1982 de Burbank Films, que se puede encontrar en Youtube y que representa bastante fielmente el cuento y sin duda es probablemente la culpable de que esta historia se instale en inconsciente de tantos pues es la que veíamos en TV cuando niños. Otra destacable es la versión musical “Scrooge” de 1970, protagonizada por Albert Finney, con Alec Guiness (si, Obi wan kenobi de la trilogía original de starwars) en el rol del fantasma de Marley. Aunque está muy bien actuada es menos fiel y supera en la exageración de sus personajes a la obra original (si me permiten la comparación). Una bastante fiel es la de Robert Zemeckis, protagonizada por Jim Carey pero que utiliza la animación completamente digital y que aunque pueda ser visualmente atractiva, no logra traspasar esa atmósfera de cuento antiguo de otras versiones. También están las más alejadas como las versiones de Disney y Warner Bross protagonizadas por sus personajes de cartoon Mickey y Bugs Bunny respectivamente.

Me atrevo a destacar una última versión cinematográfica que más vale por la nostalgia y originalidad  que por su calidad, como es Scrooged de 1988 protagonizada por Bill Murray y que recuerdo haber ido a ver al cine. Está inspirada en el cuento, pero nos presenta a un actualizado Scrooge convertido en empresario televisivo que debe enfrentar a tres fantasmas en un ochentero Manhattan. No puedo dejar de pensar que esta versión debió su existencia sin duda al éxito de los Cazafantasmas.

Estrofa III: Conclusión

Me he encontrado en varias ocasiones, puede que no de manera tan consiente, sobre todo cuando se acerca navidad, casi obligando a mis hijas a ver las distintas adaptaciones de esta historia, sin mucho éxito la verdad. Ya  que como tantas otras cosas,  lo que a uno le marca no necesariamente dejara huella en las nuevas generaciones. Los Gustos e inclusive los valores van cambiando y la misma idea de la Navidad puede que no sean los mismos hoy, que hace 20 años. Pero en uno de mis últimos intentos de ver la historia con mis hijas pude ver como engancharon con la versión de Netflix de Scrooge (2022), que para mi gusto edulcora la historia partiendo por presentar al protagonista como un tipo más joven y atlético, muy alejado de la imagen que tenemos del viejo cicatero. Sin embargo, luego de despotricar y odiar las melosas canciones y efectos innecesarios, tuve que aceptar que estos aditamentos de las películas infantiles que repletan el streaming hoy en día, hacían  la historia menos oscura y más digerible. Y fue terminando la película, cuando Scrooge se redime y el desenlace de la historia entrega su mensaje de generosidad y buenos deseos, luego de una dura lucha con el egoísmo y las trancas del pasado, que pude ver como mis hijas aplaudían y gozaban con el final. Osé preguntar ¿por qué les gusto?: “es la magia de la navidad” me dijo una de ellas y tuve que asentir ante tal argumento.

No puedo sino pensar en que independientemente de los tiempos, de los fantasmas del pasado, del presente y del futuro, Christmas Carol sale casi siempre airosa, como la historia que es, una canción de navidad, compuesta para hacernos creer que en estas fechas no es tan loco sonreírle alguien y que este te responda con un: ¡Feliz Navidad!

 

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