Tadashi Takaoka Caqueo
Experto en innovación y startups. Ex-Gerente de Emprendimiento Corfo. Profesor de Innovación MBA Universidad de Chile

 


 

Antofagasta ha sido, sin dudas, una de las ciudades más afectadas por esta crisis social, no sólo por efectos destructivos propios de los desmanes, sino también porque ya venía arrastrando problemas económicos, sociales y medioambientales desde hace tiempo. Pero es fácil sentarse a enumerar lo que está mal. Lo complejo es proponer.

La mirada de la innovación parece que fuese poco oportuna para estos momentos. Innovación suena a algo que hacemos cuando las cosas andan bien, cuando tenemos tiempo y dinero para invertir en algo que suena entretenido, pero secundario.

Esa mirada es antigua. Lo que se ha descubierto es que en tiempos de crisis es cuando más impacto puede tener. Por ello, me atrevo a proponer tres frentes donde la innovación puede ser relevante en esta nueva etapa para Antofagasta:

1. Queda más que claro que los promedios no sirven. El desafío se mal entendió. Este estallido social surge por temas como jactarse de que Antofagasta tenía uno de los sueldos más altos de Chile en promedio (en su minuto llegó a ser el más alto). Debemos abordar el desafío de otra forma: ¿Cómo mejoramos la calidad de vida de los Antofagastinos?

Tener un sueldo promedio más alto no sirve de nada sin actividades de emprendimientos que traigan servicios atractivos para la ciudad. El Mall, con el progreso que puede haber traído, no absorberá la demanda. En la era de los vuelos low cost, la propuesta de un mall se vuelve estándar frente a la posibilidad de comprar más barato en la capital.

Se necesita emprendedores con propuestas novedosas, áreas verdes y lugares que traigan un beneficio social, y una mirada desde las necesidades de los usuarios y no al revés.

2. Si algo se demostró en este estallido, es que las legislaciones tienen mucho que ver con voluntades y priorización. A Antofagasta le urgen cambios legislativos, desde medidas medioambientales, a cambios en temáticas como el “7×7” de la minería que ha afectado fuertemente el consumo local.

Pero el fin no justifica los medios. La técnica de constante crisis no será soportable, sobre todo porque dentro de la misma comunidad se empiezan a generar voces opositoras al movimiento al ver destrozos y desmanes (que claramente no guardan el espíritu inicial del movimiento). Ahí estará el espacio de innovación ¿Cómo seguir ejerciendo presión para que estas temáticas suban de prioridad, sin que signifique aún más daño para la ciudad?

3. Y finalmente, otra hipótesis que no se cumplió: La Minería salvará a la región. Por favor, no tomarlo como una crítica a las mineras. No es responsabilidad de ellas cambiar la situación de la ciudad.

Sí es interesante ver como dentro de una propuesta de valor sustentable, las mineras ayudan a generar las bases para crear nuevo valor. Donar no hará el truco. Se debe invertir con impacto social. Pero sin proyectos, no hay nada que hacer. Es rol de los emprendedores es levantar la mirada y proponer innovación social, aquella que no busca sólo generar ingresos, sino que hacer que la comunidad esté un poco mejor.

No serán las autoridades o las empresas las que levanten Antofagasta. Ellos sólo pueden dar el contexto e infraestructura para facilitar el camino. Serán los innovadores, sobre todo sociales, aquellos que generarán un Antofagasta mejor que el que vimos sumirse en crisis. Esperemos que en pos de un mejor resurgimiento.