Por Alfredo Gutiérrez Fuentes
Amor y muerte, soledad, traición y amistad, serán los grandes temas e hilos conductores de 3 hermanos que buscan redención por diferentes senderos.
Refugiado en la fotografía y la literatura, Jules será la voz narradora, que de manera cronológica relatará su vida y la de sus hermanos (Marty y Liz), quienes pasan de tener una familia de lo más tradicional, a perder a sus padres en un accidente de automóvil que los obliga a sobrevivir en un internado.
La pérdida del futuro medio asegurado, será el puntapié inicial para conocer qué pasa con la vida de 3 sobrevivientes, donde cada cual va enfrentando la soledad con sus propias herramientas. Así, amor y muerte, soledad, traición y amistad, serán los grandes temas e hilos conductores de 3 hermanos que se sobreponen y se alejan del precipicio, para tratar de sonreír, seguir adelante y torcer el destino, que les ha entregado las peores cartas. Las del abandono.
Entre tanto desgarro, nos encontraremos con varios personajes maravillosos y entre todos ellos, destaca Alva, el objeto de deseo de Jules y como si fuera una novela policial, será su femme fatale, la que lo llevará de la mano por los inciertos caminos del romance encubierto e insufrible.
De fondo igualmente, la música, el arte, las musas, el horror y el dulzor de las palabras, complementan el cuadro, actuando como una telaraña de consuelo para Jules, que se cuestiona el presente y el pasado, recordando y soñando con mejores augurios, mientras la incógnita del aprendizaje con el ensayo/error, reflotara con cada canción y cada texto leído.
Este libro no está pensado para llorar o sufrir y termina provocando justamente eso. Es cruel y adictivo. Es como si nos dejasen entrar a una tienda con cientos de escaparates donde descansan extractos difíciles de nuestras vidas. Un paseo exquisitamente narrado de instantes maravillosos, de algunos triunfos y varias derrotas. Un camino que irremediablemente nos lleva a repensar las decisiones que tomamos. En definitiva, un relato lúgubre e indispensable.
Como pie de página, no puedo dejar pasar el hecho de mi sorpresa al saber la edad del autor, que aun ni llega a los cuarenta años y escribe como si hubiera vivido 5 vidas. Literatura pura.
